De camino a casa, me cuentan de mi, de mi personalidad según la semiología.
Hablan de alguna glándula, de genética, de mis rasgos físicos; como un combo que define mi personalidad, permitiendo adivinar mis gustos y miedos.
Escucho, como casi siempre.
Ahora les da por hablar de ti, de nosotros y de cómo tus rasgos físicos, alguna glándula y la genética, nos mantendrán alejados. Al parecer tu cuerpo explica lo realista que eres siempre y el mío defiende los sueños e ideales, que me niego a soltar.
El camino es de más de una hora… y no paro de escuchar que según esta disciplina estamos perdiendo el tiempo.
20 minutos después, atravieso el parque y reafirmo que me quedo con la psicología y la esperanza de que entre nosotros las cosas funcionen, porque tus labios le hacen bien a los míos y me inspiran para hacerte feliz todos los días.
Ven, te esperamos el hueco de la cama y yo.
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