domingo, 23 de octubre de 2011

El cambio

El reloj no hace más que recordarme minuto a minuto que ha llegado el tiempo de terminar la maleta, esa que va llena de ropa, recuerdos, sueños, planes y algunos miedos. 
Una semana, tal vez menos, solo 5 días para poner en orden el papeleo y contarle a unos cuantos que se avecina la mudanza, que cierro un ciclo y regreso al principio, el anhelado comienzo que por meses estuve buscando y ahora se hace realidad.
Me despido de esta ciudad mientras recorro el camino, el mismo de siempre por casi más de 8 años, el lugar donde conocí mis limites divirtiéndome con los excesos, donde disfrute el amor hasta cuando causo dolor; el mismo en el que descubrí mi vocación y me supe capaz de hacer un mundo, pero lo más importante el sitio donde conocí amistades infinitas, que me extendieron sus brazos que resultaron ser más largos de lo imaginado, donde pude refugiarme, siempre, en un abrazo.
En este momento el corazón tiene un latido acelerado, que ustedes no podrán comprender, porque el ordenador les impide conocer esta emoción; jamás podrán notar de que manera me tiemblan las manos…
Me voy a dormir, antes de comenzar el cambio.

viernes, 21 de octubre de 2011

Del caos

Mis suspiros hoy, son unas tremendas ganas de regresar a ese momento en el que debiste decir: que era justo entre mis brazos, justo en este caos, donde tu querías estar.

martes, 11 de octubre de 2011

Este corazón cansado.


Duele tanto que este corazón esté cansado,
duele que su descanso, vaya seguido de mucho llanto.

Duele saber que no quedará más que extrañarlo.
duele que sus reposos, sean por falta de ánimo ;
duele que de tanto amor, se termine desgastando.

Duele saber que hoy le pesa latir,
que de pelear batallas, esté rendido,
que no le espera, nada más que dormir,
que quiera en un suspiro… caer dormido.

Culminará todo en ese sueño profundo,
del que dicen ya no vuelves,
del que nadie platica…
Porque se agolpa la tristeza en la garganta,
porque nos estalla la mirada
y terminamos limpiándonos las lagrimas.

Este corazón quiere guardar silencio…
uno eterno.

Duele tanto que este corazón esté cansado,
duele no poder aliviarlo,
duele que duela tanto la espera…
duele que en cualquier momento no volvamos a verla.




Esa canción

Suena esa canción...  a mi se me acaban los cigarros y conforme avanza la melodía también se me extingue el aliento. Me aferro con las uñas al sofá; será un cerrar los ojos e imaginar ese futuro y recordar ese pasado. Me detengo, me detengo lo más que puedo y aprieto con fuerza los párpados, pero revientan los ojos... que ahora gotean y derraman tristeza, derraman dolor, derraman amor y derraman olvido.

Son esos casi 5 minutos, son ese montón absurdo de recuerdos, es un temblar de todo el cuerpo y mi ridícula afición a llorar por todo esto. Es sentir por completo, perder noción del tiempo... y quedarme ahí... cuando alguna vez todo fue perfecto.

Fue esperar el último acorde para aflojar el cuerpo y respirar... limpiarme el rostro y regresar a lo que estaba haciendo.


lunes, 10 de octubre de 2011

A veces así,
a veces por que sí.

Pero me da por llorar...
Por buscar un abrazo.

Y la tristeza revienta,
cuando noto que no me alcanzan los brazos...
Los míos por cortos,
los suyos por lejanos.


¿Aún no duermes?


I
Asumo que no te hago falta,
que en realidad lloras frente al espejo
y le gritas a tu reflejo,
con la intención de  conciliar el sueño.
II
Asumo que en tu vida no hay cambios,
que aún te cuesta trabajo descansar.
Te he visto por el barrio  caminando…
sigues padeciendo insomnio,
pero ahora tienes la energía para cruzar media ciudad.
III
Asumo que sin mi, eres feliz;
en completo silencio girando en la cama,
abrazando la fresca almohada…
Una vez más, esperando el sueño;
deseoso de que aparezca
antes de que el despertador,
comience su labor.
IV
Asumo que no me extrañas,
que solo es un nuevo pasatiempo,
esto de mirar al techo;
de observar a las arañas tejiendo telarañas,
hasta encontrarte con el sol en la ventana.

Así

 Voy a confesarte que si me da dolor, una punzada en el vientre cuando veo tanta felicidad en tus fotografías. Me da por preguntarme una y otra vez por qué nunca pude hacerte sonreír... así.
Después de mirarlas un rato, me da por preguntarme si hay algo de eso por ahí, para mi.
No puedo negarte que a veces, me dan muchas ganas de verme así de feliz, de poder mirar al espejo y sonreír... así como tu lo haces ahora sin mi.

Algún día, tal vez, mi rostro te provoque una punzada también, tal vez me mires y recuerdes que estos ojos te erizaban la piel y que las mejillas se sonrosaban cuando jugaban con tu barba.

Y entonces, tal vez, querrás hacerme sonreír ... así.

Ocupaba quererte

Hoy la cama me quedo muy grande, puse almohadas y varios edredones, pero sigo quedando pequeña dentro de ella. Hoy intente dormir, pero mi espalda siguió extrañando tu pecho y mis oídos los ruidos que haces mientras duermes, y mientras hablas y mientras respiras y mientras estabas aquí acostado conmigo. Hoy tuve que usar pijama, suéter y abrigo, por que moría de frío. Hoy ocupaba quererte como cuando nos importaba, ¿recuerdas?, abrazados en esta cama que es del tamaño justo para dos, para tu y yo.

El principio del otoño...

Y hoy solo quiero revivir esos otoños bajo las sabanas, imaginando que nunca llegaría el mañana; con cerveza, cigarros y tu compañia. Esos otoños con las persianas siempre cerradas y las piernas entrelazadas; aquellos en los que no tuvimos días, detuvimos el tiempo y nos perdimos arrullados por el bello sonido del viento chocando contra las ventanas. Esos otoños en los que tus brazos morían por abrazar mi cuerpo, mientras las puntas de mis dedos jugaban con los lunares de tu espalda.

Sigo recordando esos otoños en los que era imposible aburrirnos, por que asesinábamos a besos el tiempo, por que juntos eliminamos el mundo, por que añoró atrincherarme en tu pecho olvidando por completo, que el amor un día se acaba.