Voy a confesarte que si me da dolor, una punzada en el vientre cuando veo tanta felicidad en tus fotografías. Me da por preguntarme una y otra vez por qué nunca pude hacerte sonreír... así.
Después de mirarlas un rato, me da por preguntarme si hay algo de eso por ahí, para mi.
No puedo negarte que a veces, me dan muchas ganas de verme así de feliz, de poder mirar al espejo y sonreír... así como tu lo haces ahora sin mi.
Algún día, tal vez, mi rostro te provoque una punzada también, tal vez me mires y recuerdes que estos ojos te erizaban la piel y que las mejillas se sonrosaban cuando jugaban con tu barba.
Y entonces, tal vez, querrás hacerme sonreír ... así.
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