Espere con la garganta reseca de hablar, que tus labios me reclamaran
como su territorio y tus ojos me gritaran que no me alejara, que podías con
todo y querías conmigo seguir compartiendo tardes invadidas de reflejos, de
música de todos los tiempos y risas y besos.
Ojalá mi discurso hubiera sido interrumpido por un beso, por unas ganas
locas de meterte bajo mi falda y gritarme con el cuerpo que no quieres dejarme
ir, que sin mi le falta sabor a las mañanas, que tu vida no sería vida si te
pierdes de mi compañía porque nuestros ojos al encontrarse se llenan de magia.
No sucedió.
Asentiste todo, me pediste que besara otros labios, que me inspirará en
otras historias… me quede en el reflejo de la ventana por cinco minutos, hasta
bajar del auto y salir de tu vida.
Sin lágrimas, sin gritos… sin nada.
Ahora con un té,
aquel cover de los Artic Monkeys y un montón de sueños… espero llegue pronto
febrero.