Si lo prefieres podrías
ahórrate los disgustos, podrías ahorrarme tanta excursión a bares, restaurantes
y camas de aquellos que no son tú, y pedirme de frente… de verdad, que compartamos
el tiempo, la cama, los sueños.
Puedes llegar a
confesarme que tu boca es más boca cuando nos mordemos, cuando nos besamos y
pasamos horas hablando; que aprenderás a convivir con mis manías y yo seguiré
riendo con tu histérica forma de ver la vida… que llegada la noche (la tarde o
la mañana) podemos desabrocharnos hasta el alma.
Que por querer
podemos intentar convivir por semanas en la misma recamara, donde brindaremos mientras
añadimos horas a la noche, donde disfrutaremos (juntos) el pasar de los días y
que poco importará el mundo: si tus ojos, si mis ojos… son suficientes el uno
para el otro.
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