Amanecer y verse al
espejo reconociéndose pasajero, consiente que está amaneciendo sin sol porque
son las 3:48 aeme y no has podido dormir (se terminó el rivotril); y
aquel intento de cerrar los ojos y descansar… fracaso una vez más (una noche
más).
Insomnio de amor, de soledad o simple necedad, porque lo
único certero al saberse pasajero, es
que ahí -contigo- sólo se estaba de paso. Siempre recomendaste que te disfrutara, te amara lo que duraba el rato.
Las pastillas para dormir ya se han acabado y a mí me queda
un hueco entre los brazos (tanto amor, tanto pinche espacio).