Ahora que te pienso debería estarte escribiendo de todo esto que se me agolpa en el pecho y cerebro.
Saber que ya es primavera, y que esta vez tú y yo no viajaremos al oeste, ni dormiremos escuchando el mar, ni despertaremos al mismo tiempo… me pone mal.
Me dan ganas de pedirte un invierno infinito, para imaginar que te arropo por las noches para que no tiembles de frío.
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