jueves, 12 de septiembre de 2013

a finales de septiembre

El otoño y sus ventoleras que siempre llegan para llevarse con ellas las hojas secas, las lágrimas ridículas, las malas decisiones, las sonrisas falsas y casi todos los errores del año. Morir de calor esta primavera-verano para cometer todas las equivocaciones que se irán cuando los vientos sean más fuertes, que podrás llorar cuando en enero se te congele (de soledad) el cuerpo, y podrás cometer todos esos errores una vez más después del 21 de marzo. Mientras tanto me permito la decadencia de susurrar un par de palabras a un extraño que nunca podrá darme respuesta, de alejar los sueños con un trabajo de pagos fijos, de llamar a casa para pretender que todo va bien por acá... Debe ser porque al final la vida debe cumplir ciclos, debe ser porque nací a finales de septiembre.

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