El invierno trae sus besos y sus ganas de hacerme sentir todo bajo la noche más fría, frente los ojos más tímidos y entre los brazos más tiernos.
El invierno sabe elegir bien sus días, y elige aquellos en los que siento todo con las vísceras, impulsandome a vomitar sentimientos y pensamientos, en un completo sin sentido, distrayendo a quien con descaro me besa el cuello, a sonreir, como única defensa ante mi intención de borracha confesion.
El invierno y sus juegos para provocarme sonrisas, por unas horas,por que la vida siempre se encarga de regresarme a mi sitio para advertirme que es mejor dejarlo ahí, sin futuro, para no volverme loca esperando un inexistente destino.
El invierno con su frío, y yo en espera de la casi felicidad que reclaman mis suspiros.
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