miércoles, 25 de enero de 2012

Tan solo noche y espera

Yo aquí con un cigarro junto a la ventana, escuchando música, mirando la nada, esperando.
Tu  tocando la puerta, cargando unas cuantas cervezas con un gesto de indiferencia.
Corro rumbo a la puerta, hoy necesitaba verte. Y tú, vienes cuando te apetece, cuando necesitas la tibieza de mis brazos por que la soledad te atormenta.

Llegas a romper mi silencio, con una única intensión… no te detengo, al contrario,  mis  brazos te suplican que me llenes de besos los  labios.

Destapamos una cerveza, tal vez dos, antes de caer semidesnudos al sillón. Con los labios y los dedos acaricio cada parte de tu cuerpo, hasta  tenerte de frente y exigirte con los ojos que me hagas sentirlo… todo.
Nuestros cuerpos se reconocen y comienzan a fundirse,  por unos minutos solo somos, besos, caricias, besos, mordidas, besos…
Tus manos caen al suelo y yo descanso sobre tu pecho, sonrió,  es mi confesión callada, es el risueño agradecimiento de aquella que te espera fumando junto a la ventana.

Destapas otra cerveza mientras te vistes y hablas de cualquier cosa. Repito tus pasos, cubro mi cuerpo y te acompaño a la puerta.
Te despides  sin la promesa de un -volveremos a vernos-,  me abrazas y te abrazo… ojalá entendieras que me duele dejarte ir.
Te beso la mejilla guardando entre los labios el susurro de un te quiero.

Te marchas y  me voy directo a las sabanas,  al final solo quedamos la luna, la noche y ésta condenada espera.


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