-Aquí se está muy bien- me dices al tiempo que me abrazas bajo las sábanas.
Es el principio de la primavera que nos roba sonrisas y nos provoca terminar los días con caricias. Ojalá el cariño nos durara todo el año, para que yo pudiera refugiarme por siempre en tus abrazos y marzo fuera más que sólo el principio de la primavera.
El aire caliente comienza a colarse por la ventana y nos damos cuenta de lo sencillo que ha sido todo, siempre.
Me escapo de tus brazos para poder dormir una siesta y para no despedirte cuando llegue la hora, en que decidas irte.
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