Pasamos fines de semana entre besos borrachos y risas de madrugada, terminamos varias noches en orgasmos y huidas, porque el día se acercaba y ya era tiempo de regresar tú a tu vida y yo a la mía.
Los besos sabor cerveza se hicieron costumbre, terminamos escapando de las fiestas para pasar ratos más largos, desnudos entre caricias y orgasmos. Olvidamos la prisa y las huidas, nos era igual que fuera de noche o de día, ninguno regreso a su vida y terminamos compartiéndola en el sofá acompañándola de cigarros felices y música, todos los días.
Magia y
buenos ratos, ha sido el trato desde entonces pactado.
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